sábado, 9 de mayo de 2015

Puente a restauración

Por: Ramiro Zuccolo
ramiro_zuccolo@live.com.ar





El puente de Rialto, el más antiguo sobre el Gran Canal de Venecia, amaneció hace unos días encerrado en una jaula de metal: un andamio por donde los expertos en restauración se mueven para curar los achaques de uno de los símbolos inconfundibles de la ciudad. El puente es sometido a una compleja rehabilitación, jamás realizada en sus 424 años de existencia, que durará 18 meses y conllevará al cierre parcial de las escalinatas.

La intervención no se trata de una cura superficial, es un largo proceso iniciado hace un par de años. El alerta por el estado de salud del viejo icono de Venecia, construido entre 1588 y 1591, surgió el verano de 2011, cuando se desplomaron dos de las 140 columnillas del barandal. Fue así como en 2013 el Ayuntamiento de Venecia decidió diagnosticar, sobre y bajo el agua su estado de salud. Había sido restaurado parcialmente a finales del siglo XIX y sometido a rehabilitación, pero solo de la parte superior, en 1970.

En esta ocasión, antes de meter las manos en el viejo puente, un equipo de cinco buzos inspeccionó el estado de los muros, así como la condición de los 12.000 pilotes de roble sobre los cuales se apoya. Y, por primera vez, la estabilidad del puente fue monitorizada con un ordenador las 24 horas del día durante un año. Los análisis confirmaron que el puente no corre riesgo de desplomarse; pero en 400 años de existencia se ha hundido 25 centímetros hacia la parte conectada con el Palacio de los Camerlinghi, edificio renacentista sobre el Gran Canal y sede regional del Tribunal de Cuentas.

En palabras del director de obras públicas del Ayuntamiento veneciano, el arquitecto Roberto Benvenuti, "el puente es absolutamente estable, la parte que ha cedido se ha quedado como la suela gastada de un zapato. Uno se acostumbra a caminar así y no se cae".

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