lunes, 26 de mayo de 2014

Dos tipos de gente

Por: Daiana Ailin Di Blasi
ailindiblasi22@hotmail.com




Una vez más nuestro querido y popular papa nos habla de la búsqueda del Espriu Santo, del compromiso con su obra y la iglesia. El llamó a los fieles a abrir sus corazones al Espíritu para poder entender al señor, porque la fe es un don que no se puede conseguir si se vive separado del pueblo de Dios. Dijo: “¡La fe es un don de Dios! Pero la fe viene si tú estás en su pueblo, si tú ahora estás en la Iglesia, si tú te dejas ayudar por los hermanos, por la asamblea, si tú crees que esta Iglesia es el Pueblo de Dios”.

No solo nos anima, si no que afirmó que la virtud está en dejarse llevar por el Espíritu Santo, el cual “obra hoy en la Iglesia y actúa en nuestras vidas”.

Muchos piensan que porque el Espíritu Santo no se ve creen que es un cuento. Por eso Bergoglio habla de fe, porque creer en Dios que uno tampoco ve, se trata de eso, de fe ciega, que cree y que lo vive en su vida, lo siente, lo respira. Francisco dijo; “Alguno de ustedes podrá decirme: “¡Yo nunca le he visto! Pero, presten atención a lo qué sucede, a lo que les pasa por su mente, lo que sienten en su corazón. ¿Cosas buenas? Es el Espíritu, el que les invita a ir en esa dirección. ¡Eso requiere docilidad! La docilidad al Espíritu Santo”.

Sin embargo, el papa habló que también hay un segundo grupo de personas, el de los “intelectuales, que se acercan a Jesús, son los doctores de la ley que creen que la religión era solo una cosa de entendimiento, de leyes”. Habla de los intelectuales que cuestionan todo con la cabeza, con su conocimiento, pero sin fe. Dijo: "En estas personas no hay corazón, no hay amor, ni belleza, no hay armonía," es gente "que sólo quiere explicaciones”. Para ellos es necesario "cumplir los mandamientos y nada más. No se imaginan que pudiera existir el Espíritu Santo”.

Por eso habla de dos tipos de gente; “la gente de la dulzura, humilde, abierta al Espíritu Santo y, por otro lado, la gente orgullosa, soberbia, separada del pueblo, la aristocracia del intelecto que cierra las puertas y se resiste al Espíritu Santo. Y ésta no es tozudez, es peor: es tener el corazón duro. Y esto es más peligroso”.

“Pidamos al Señor la gracia de la docilidad al Espíritu Santo para ir hacia delante en la vida, ser creativos, estar alegres, porque la otra gente no es alegre”, y también para pedirle que “nos ayude a defendernos de este otro espíritu malo del orgullo, de la soberbia y de la cerrazón del corazón al Espíritu Santo”.



Jorge Bergoglio







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Fuente y foto: asi prense

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