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Tras un nuevo naufragio al sur de la isla de Lampedusa, que produjo la muerte de 17 personas y por el momento 200 desaparecidos, Italia admitió resistirse a cargar por sí sola con el conflicto de la inmigración y acusó a la Unión Europea (UE) de haberse “lavado las manos” en el asunto.
Las autoridades italianas ya no saben cómo responder frente a un conflicto que ya se ha llevado la vida de miles de inmigrantes de las costas del norte de África y de Medio Oriente, que huyen desesperados de sus países en la búsqueda de un futuro mejor. El problema es que muchos mueren en el intento.
"Nos deja solos, salva los Estados, los bancos, pero después deja morir a las madres con los chicos". Estas fueron las duras palabras con las que el Primer Ministro de Italia, Matteo Renzi, atacó a los dirigentes de la Unión Europea. Del mismo modo, el ministro del Interior italiano, Angelino Alfano sostuvo que “Italia no puede convertirse en la prisión de los refugiados políticos”, y amenazó con brindar asilo y libertad a los inmigrantes que lleguen a Italia para que “alcancen libres sus destinos” dentro del continente Europeo.
"Hubo muchos muertos cerca de Libia. Nuestras naves están ahí, recuperando los muertos y socorriendo a los vivos, pero Europa no nos está ayudando. ¡Que se haga cargo de recibir a los vivos!", denunció el ministro, líder del partido Nuevo Centroderecha.
Estas duras acusaciones no fueron bien recibidas por los dirigentes de la UE. La portavoz de la comisaria europea para los Asuntos Internos de la UE, Cecilia Malstrom, explicó que en marzo le habían mandado una carta a las autoridades italianas para ofrecer su ayuda. En ella se pedía indicaciones concretas sobre lo que Bruselas podía hacer para ayudar a Italia, pero aclaró que no habían recibido ningún tipo de respuesta.
Inmediatamente se dio a conocer la furiosa réplica de Alfano, que catalogó de “ridículas” a dichas acusaciones: “Piden cartitas cuando hay muertos. Así muere Europa en el corazón de los ciudadanos europeos”.Y agregó que son cuatro las indicaciones que siempre se solicitaron: que “la asistencia humanitaria se haga directamente en África”; que Europa esté “directamente implicada en el socorro en el mar”; que se traslade a Italia la sede de Frontex —agencia europea para la gestión de las fronteras exteriores de la UE— ; y que el “derecho de asilo no esté limitado al país del primer ingreso”.
Por su parte, Amnistía Internacional también solicitó una intervención urgente para poner fin a la problemática, y añadió que “los líderes de la UE han fracasado de manera continuada y colectiva a la hora de adoptar medidas para prevenir más muertes en sus fronteras”. Según este organismo, “las políticas cada vez más restrictivas lo único que han hecho es obligar a la gente desesperada a seguir rutas más peligrosas».
Mientras las autoridades del continente continúan en un debate que parece no tener fin, miles de africanos aguardan el momento de subirse a un barco sin destino asegurado. Los “mercaderes de la muerte”, nombre con el que se conoce a los traficantes de personas, les aseguran el lugar en la embarcación. De su vida ni ellos ni nadie parece querer hacerse cargo.
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Fuentes: Diario La Nación, La Voz de Galicia y ABC España.
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